Gracias a la entrada en vigencia del Decreto 1072 de 2015, la formulación de programas para la prevención y control de riesgos correctamente estructurados y acorde a la naturaleza misma de la organización, pasó de ser una buena práctica a una necesidad de las empresas, para asegurar así el direccionamiento de los objetivos a la prevención del riesgo específico y no solo un conjunto más de actividades estandarizadas sin un mismo objetivo.
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