¿Y SI IGNORAR LOS RIESGOS TE CUESTA MÁS QUE PREVENIRLOS? (25/05/2025)

Cuando hablamos de riesgos en una empresa, muchos piensan solo en accidentes laborales. Pero la verdad es que los riesgos van mucho más allá: afectan tus entregas, tus contratos, tus finanzas y hasta la reputación de tu negocio.
La gestión de riesgos cuenta con su propia norma ISO, que hoy conocemos como ISO 31000 y que contiene todos los principios y directrices eficaces para el tratamiento y gestión de los riesgos en las empresas, y por lo tanto se constituye en la base para abordar los nuevos requerimientos de los sistemas de gestión.
La gestión de riesgos no es solo para empresas grandes ni para cumplir con una norma ISO por tener el papel en la pared. Es una herramienta poderosa que te ayuda a prevenir pérdidas, anticiparte a los problemas y tomar decisiones con más cabeza y menos corazón.
Veamos tres casos reales de empresas que, por no gestionar bien sus riesgos, aprendieron la lección… pero a punta de errores costosos.
Caso 1: El contrato millonario que terminó en multa

Una empresa colombiana que fabrica piezas para pozos petroleros ganó una licitación jugosa. ¡La oportunidad del año! Firmaron el contrato y todo iba bien… hasta que el proveedor que siempre les vendía los insumos en China les dijo: “No tenemos stock completo, te mandamos una parte y luego la otra”. A esto súmale que era diciembre, no había contenedores, y los tiempos de entrega se extendieron más de lo previsto.
Resultado:
Incumplieron el contrato, los multaron y quedaron mal parados.
¿Qué pasó?
No evaluaron los riesgos de su cadena de suministro: dependían de un único proveedor, en otro país, en una temporada crítica del año. No consideraron retrasos, logística ni tiempos reales de importación.
¿Qué habrían podido hacer?
- Analizar si estaban preparados para cumplir con ese contrato.
- Tener proveedores alternos o plan B.
- Negociar condiciones más realistas o dividir el pedido en fases.
Caso 2: El alimento para mascotas que nadie pudo usar

Una empresa de alimentos para mascotas decidió adelantarse y comprar el doble de insumos, porque sabían que su proveedor estaba presentando demoras. Buena intención… pero mala ejecución.
No tenían espacio en bodega, así que improvisaron un depósito temporal. Semanas después, el área legal informó un cambio en la normativa que obligaba a usar nuevos insumos. Para colmo, los almacenados se contaminaron con roedores.
¿Qué pasó?
- No pensaron en riesgos regulatorios (cambios legales).
- Improvisaron con el almacenamiento sin evaluar riesgos sanitarios.
- No midieron consecuencias por exceso de inventario no manejado correctamente.
¿Qué habrían podido hacer?
- Evaluar si existía riesgo de cambios legales en los insumos.
- Invertir en almacenamiento adecuado o negociar entregas fraccionadas.
- Contar con un protocolo de gestión de inventarios de contingencia.
Caso 3: El experto que lo sabía todo… y nadie más

En una empresa de análisis técnicos, el empleado estrella era el único que sabía hacer el procedimiento más importante. Nunca documentaron el proceso porque “él se lo sabía de memoria”.
Un día, este profesional se enfermó gravemente. No había quién lo reemplazara, el procedimiento no estaba escrito en ningún lado, y los clientes empezaron a reclamar.
¿Qué pasó?
- No evaluaron el riesgo de depender de una sola persona clave.
- No documentaron un procedimiento crítico.
- No realizaron exámenes médicos ocupacionales desde su ingreso.
¿Qué habrían podido hacer?
- Identificar puestos críticos y crear planes de respaldo o empalme.
- Documentar todos los procedimientos, especialmente los esenciales.
- Cumplir con la normativa de salud ocupacional desde el inicio.
Lección empresarial: la gestión de riesgos no es opcional
Estos tres casos reflejan una verdad sencilla pero poderosa: los riesgos están en todos los rincones de tu empresa, desde la bodega hasta la sala de juntas. Y no identificarlos a tiempo puede salir carísimo.
¿Qué te ayuda a lograr una buena gestión de riesgos?
- Prever lo que puede fallar antes de que suceda.
- Ahorrar dinero evitando pérdidas innecesarias.
- Cumplir con la ley y ganar credibilidad con tus clientes.
- Operar con más eficiencia y tranquilidad.
La gestión de riesgos no es solo un requisito ISO o un “plus organizacional”: es un hábito empresarial inteligente. ¡Mejor prevenir, que pagar las consecuencias!
¿Y tú? ¿Ya estás gestionando tus riesgos o estás esperando el golpe?
En ATCAL SAS, te acompañamos a identificar, valorar y controlar los riesgos en tu empresa de forma práctica, útil y enfocada en resultados.
¡Contáctanos y fortalece tu gestión con decisiones que te protejan hoy y mañana!


